Y es así, puede que los domingos hagamos una especie de balance de
emociones, vivencias y pensamientos de la semana o puede quizás que auguremos el
futuro incierto de la semana que está aún por comenzar.
Puede que sea ese vacío que ocupa las calles, que viaja por
los rincones, que entra por la ventana sin avisar y llega a lo más profundo de nuestro cuerpo; o ese descanso
incansable que cansa a la propia razón.
Quién sabe, lo innegable es que no hay nadie que no haya tenido una tarde de domingo rara.
Tuxi
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