Con dificultad y tembloroso se levantó
de su anticuado sillón. Con paso lento pero decidido se dirigió hacia aquel baúl
donde en otros tiempos guardaba sueños. Y actuando con mayor rapidez los
estímulos neuronales del movimiento de su mano que la conciencia de ésta, osando así la valentía al miedo, abrió
la cerradura y los sueños escondidos y olvidados tomaron forma de mariposas y revolotearon
alrededor de aquella vieja cabeza llena de arrugas y pelo canoso. Los sueños
habían pasado del olvido al recuerdo. Aquellas pequeñas mariposas habían huido
dispuestas a crecer y a que aquellos sueños fueran cumplidos de una vez.
Nunca
es tarde para recuperar nuestros sueños y dejar escapar mariposas.
Tuxi
No hay comentarios:
Publicar un comentario