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domingo, 20 de noviembre de 2011

París (I)

Las luces de la ciudad comienzan a encenderse, tomando el testigo de los últimos rayos de sol. La luna hace ya sus guiños desde el horizonte. Vuelvo a casa y el frío comienza a penetrar por cada poro de mi piel. Ya no me siento los pies, aunque ellos siguen caminando. La torre, gracias a su luz de faro, me recuerda el camino hacia mi hogar a la vez que me dice “¡Mira dónde estás! Lucha y disfruta”. Mientras un avión sobrevuela bajo con las luces de aterrizaje encendidas, pienso en la gente que puede ir dentro y el por qué de su viaje a esta ciudad.

 

domingo, 16 de octubre de 2011

Estúpido propósito



 Y seis años más tarde de aquel estúpido propósito de estudiar un año en Francia y concretamente en París, aquí estoy. No sé cómo acabaré, aunque lo que si tengo claro es cómo quiero que sucedan las cosas, que vayan mal o bien dependerá del azar y del esfuerzo. El comienzo es duro como sucede en la mayoría de todos los comienzos. Sólo espero que merezca la pena y que al terminar le dé las gracias a todos los que me ayudaron y, también, a aquellos que me dieron la espalda y que me dijeron “Tú no puedes”. Porque gracias a los ánimos dados, a la ayuda prestada y a los que no creyeron en mí, me dije: “Yo sí puedo” y voy a luchar contra lo que sea, porque quiero darle una patada en el culo a los que me juzgaron sin conocerme y porque quiero decirle a los míos “Lo conseguí”.
Porque aunque la cuesta a veces parezca más empinada, lo importante es llegar arriba siendo más fuerte, y si en el camino me tropiezo, levantarme y seguir es lo que pienso.

lunes, 15 de agosto de 2011

Quiero salir a prender las calles de esta ciudad dormida (V)



Hasta que llegaste tú. Me despertaste, aunque no con esos besos de príncipes y princesas que tantas veces nos enseñaron. Abrí los ojos. Miré alrededor y vi que era la hora, había acariciado el sueño, había estado dentro de él, visto sus interioridades. Decidí coger ese mechero y empezar a encender esta ciudad. Así lo hicimos, comenzamos a despertar a la ciudad dormida, aunque muchas veces sin intentarlo del todo, la gente se sentía extraña despertando. No todos despertaron, algunos seguían resistiendo a ver la realidad creo que era mejor así. Poco cambió fuera; sin embargo, fue más lo que cambió dentro de mí.

Tuxi

domingo, 14 de agosto de 2011

Quiero salir a prender las calles de esta ciudad dormida (IV)


Sentí unas largas extremidades abrazándome por la cintura. Yo, mientras estaba suspendida en el aire moviendo mis piernas para intentar escapar de allí, escuchaba los ronquidos de los demás. Asustada, caí en ese sueño, escuchando incluso mi propio ronquido.

Tuxi

viernes, 12 de agosto de 2011

Quiero salir a prender las calles de esta ciudad dormida (III)



Corrí con mayor intensidad, no quería caer en sus sueños. Los transeúntes de una calle ya más transitada me miraban perplejos, no entendían mis prisas ni mi expresión de angustia. Ellos ya habían caído en ese profundo sueño y parecían no enterarse.

Tuxi

Quiero salir a prender las calles de esta ciudad dormida (II)


Salí sola, pisando los charcos que se formaban entre los adoquines de sus estrechas calles. ¿Por qué no correr? Pensé. Sentía una presencia extraña en mi espalda, una vaga respiración en mi cuello. Era Morfeo. 

Tuxi



martes, 26 de julio de 2011

Quiero salir a prender las calles de esta ciudad dormida (I)




Acompáñame, quiero salir a prender las calles de esta ciudad dormida. Estoy cansada de que el sueño me alcance cada vez que paseo por sus rincones y que, cuando en pequeños descuidos sin quererlo me lleva de sus manos y permanezco dormida, me despierten sus ronquidos desgarradores, anunciando que otro ser ha caído en sus entresijos. 

Tuxi