Cerré mis ojos, pasé mis manos por los libros de la
estantería sintiendo el tacto y grosor de cada uno de ellos y me detuve en uno.
Y ese fue el libro que cambió mi vida.
Ese cambio fue para bien, aunque podría no haberlo sido
pues estaba en un punto de decadencia en la vida en la que aún no había llegado
a lo más profundo y oscuro, donde ya sólo puede ir para mejor. Para que
entendáis mejor mi vida y mi cabeza sobre todo voy a explicar los puntos en los
que clasifico mi estado de ánimo. Suelo tener tres puntos: uno donde la luz no
para de deslumbrarte los ojos (la felicidad plena); otro donde la luz te
deslumbra pero también de repente aparecen unos nubarrones que no sabes muy
bien por dónde salir; y, por último, la oscuridad más profunda como cuando te encuentras
en el fondo del mar dónde lo único que ya puedes hacer es subir.
Antes de leer ese libro me encontraba cercana de la
profundidad pero sin llegar a tocarla aún.
Marta Gr.
No hay comentarios:
Publicar un comentario