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domingo, 28 de junio de 2015

Nacimiento

Naciste una madrugada y las estrellas bailaron al son de los latidos de tu corazón. La luna eclipsó esa noche porque con la luz de tu rostro ya era suficiente. Allí, en una tierra que no era la tuya, tus pulmones inhalaron la primera dosis de oxígeno. Tus ojos se llenaron de lágrimas al percibirte en un mundo caótico y extraño. Tus puños se cerraron proponiéndote combatir en él y aún lo sigues haciendo, luchas con una sensibilidad que acaricia los poros de cada piel que te escucha hablar de revolución. Y es que revolucionas la vida y, hasta la muerte, de quién comparte tu misma atmósfera. Nunca te has dado cuenta, pero llevas en el pelo vientos de cambio para derrumbar muros y agitar consciencias.
 No estuve allí. Pero así me imagino siempre tu irrumpir en la vida.

Tuxi.

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