En una situación donde parece que cada minúscula e insignificante gota caída colma infinitos vasos, sin poder controlar ninguno, perdida sin saber a cual llegar antes. Todos son igual de importantes o al menos eso cree ella. Corre, de un lado hacia otro, incesante. Sin embargo, no consigue impedir que se derramen. Se para, piensa, mira a su alrededor: infinitas corrientes se dirigen hacia todos los lugares posibles, recónditos, salvajes, nuevos, por conocer, llenos o vacios. Se detiene para observar todo aquello con cierta frustración, no ha conseguido hacer lo que debía, lo que se esperaba de ella. Se sienta, coge un cajón repleto de pinturas de maravillosos matices y un pequeño lienzo. Pinta, crea, hace arte, se siente viva, se levanta ¿por qué no pintar en las paredes? Expresa sus sentimientos con garabatos insignificantes o con bellas figuras de personas que conoce, se ríe, salta para pintar el techo, se siente más viva aún, libre y feliz.
Tuxi...
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